Del Bimaristán al Hospital Psiquiátrico: Historia de la Enfermería y la Salud Mental en el Islam

 a Institució
Prólogo:
Como dice la canción, “tres cosas hay en la vida: salud, dinero y amor”. Y es por ello que la humanidad, desde sus principios más remotos, ha dedicado esfuerzos importantes a descubrir remedios para paliar las enfermedades y ha indagado, asimismo, sobre las causas que las originan.
Las sociedades arabo islámicas(sociedades gobernadas por autoridades que profesaban el islam y cuyo idioma de cultura era el árabe) mantuvieron esta tendencia y, en algunos momentos, fueron responsables de una evolución fundamental para la evolución de la historia de la medicina, en particular, y de la ciencia, en general. Lo que resulta, tal vez, algo más extraño es que la información relativa a este legado haya quedado tan sepultada…
Extraño, porque los medios académicos (nacionales e internacionales) han venido trayendo a la luz materiales que ponen de relevancia la importancia de unos autores cuyos nombres merecen ser conocidos por el gran público. En este sentido, la edición de un número elevado de fuentes médicas, con sus correspondientes traducciones a diversas lenguas europeas, pone al alcance de los interesados en la materia un riquísimo acervo.
Sea como fuere, el acierto de David Garriga es el de tener la valentía de acercar este legado a un público amplio que, sin necesidad de tener nociones previas sobre el tema (ni en la vertiente histórica, ni en la científica), llegará a deleitarse con esta obra.
Su papel de divulgador es esencial para que la producción científica cobre realmente su pleno sentido. En los distintos capítulos del ensayo, el lector podrá apreciar perfectamente las diversas etapas por las que ha ido pasando la práctica médica -poniendo especial énfasis en los aspectos relacionados con la salud mental y la enfermería-, tanto del oriente como del occidente islámico.
Muchos siglos y miles de quilómetros separan a algunos de los personajes citados, siendo esta síntesis un viaje imprescindible a la par que ameno. Siguiendo la ruta que nos propone el autor, podremos acercarnos a figuras como Ibn Sina, Ibn Zuhr, Ibn Rushd o Ibn Tufayl, espléndida muestra de la tradición de “médicos filósofos”. Sus nombres latinizados (Avicena, Avenzoar, Averroes y Abentofail, respectivamente) nos dan la pista de cómo sus saberes pasaron a la Europa latina (a través de al-Andalus) y de cómo su huella sigue indeleble.
Estos médicos, médicos de corte, representan momentos álgidos de la historia del pensamiento y del conocimiento científico protagonizado por intelectuales de alto nivel que entendían tanto del cuerpo como del alma –si es que es posible separarlos-. Digna de mención es, por otra parte, la relación entre ciencia y poder político durante toda la historia del islam.
Mediante la lectura de este libro descubriremos, por ejemplo, la contemporaneidad de un sinfín de métodos curativos. Si bien es cierto que no todas las prácticas han superado el paso del tiempo (¡y cómo nos alegramos de ello!), algunas de las respuestas a problemas sanitarios son terriblemente modernas. En realidad, mucho más si tenemos en cuenta en qué estado se hallaba la Europa cristiana en esos momentos.
Por ejemplo, llama la atención el propio concepto de salud: no se define simplemente como la ausencia de enfermedad, sino como el completo bienestar físico y mental (algo bastante parecido a la definición actual de la OMS, por cierto). Así como la referencia al origen somático de algunas enfermedades (de modo que ayuda a desterrar conceptos tan crono céntricos como que el estrés es algo nacido en el siglo XX) y la importancia, por tanto, de conseguir el bienestar mediante el equilibrio entre el cuerpo y la mente. También es llamativa la utilización de las “medicinas alternativas” como la musicoterapia o la aromaterapia. Una vez más, parece que en la actualidad estamos descubriendo el Mediterráneo.
Comentario a parte debe hacerse sobre el sistema de protección social en tierras del islam. Mediante donaciones, se contribuía a cierta redistribución de la riqueza o, al menos, debía servir para sufragar bienes de interés público como escuelas, carreteras y, cómo no, hospitales. No puede hablarse de seguridad social, claro está, pero es sorprendente encontrar algo así en plena Edad Media.
Que el origen de este libro se halle en el máster Mundo Árabe e Islámico de la Universidad de Barcelona es especialmente gratificante. Al ponerlo en marcha teníamos muy claro que no era útil solamente por los temas de que trataba. Teníamos –seguimos teniendo- el convencimiento de que nuestra sociedad necesita una mayor comprensión de lo que cultura árabe e islámica representa.
En concreto, es fundamental que ciertos profesionales (maestros, médicos, enfermeros, abogados, mediadores sociales, editores, etc.) tengan unas nociones generales que les ayuden en el quehacer diario de sus respectivas disciplinas. El saber, el conocimiento, es un arma de construcción masiva. Carguémosla tanto como podamos. Este libro es una buena manera de hacerlo.
Mònica Rius Piniés
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