Los expertos espolean a los jóvenes a recuperar la esperanza en el futuro

Los jóvenes necesitan ser escuchados, acompañados, unirse en comunidad y fomentar las conversaciones presenciales para tener la fuerza necesaria para cambiar la realidad y su futuro. Ésta ha sido la conclusión principal de la XX Jornada del Servicio de Atención Espiritual y Religiosa (SAER), que se ha celebrado hoy en el recinto del Parque Sanitario San Juan de Dios bajo el título Juventud en busca de sentido: del sufrimiento a la esperanza activa.

Las crisis económicas y medioambientales, y el hecho de ser una generación que ha vivido una pandemia, genera un contexto social en el que la juventud se cuestiona continuamente su lugar en el mundo, y vive con desesperanza el futuro. Los datos epidemiológicos alertan de que las generaciones más jóvenes sufren, de forma intensa, las características de una época llena de cambios, que dificulta la entrada en el mundo laboral, retrasa la emancipación y el inicio del ciclo vital, incidiendo especialmente en la salud mental, que se manifiesta cada vez a edades más tempranas.

"Las expectativas en torno a las nuevas generaciones están cambiando y desde diferentes servicios educativos nos piden apoyo, a nosotros ya las otras entidades que trabajamos en salud mental, para abordar su malestar", ha afirmado el Dr. Sebastià Santaeugènia, director gerente del Parque Sanitario SJD.

¿Qué preocupa a los jóvenes?

Durante la conferencia inaugural, Fernando Vidal, sociólogo e investigador delInstituto Universitario de la Familia, ha mencionado la existencia de cuatro áreas de gran preocupación entre los jóvenes: la precariedad laboral, con el 46,4% de los jóvenes en puestos de trabajo precarios y con bajos sueldos; la dificultad para iniciar el ciclo vital, con una emancipación atrasada en España hasta 30 años; la salud mental, donde el 62% de los jóvenes españoles sufren ansiedad, un 42% tienen problemas para conciliar el sueño y se registra una alta incidencia de acciones autolesivas y de ideaciones suicidas; y el grave impacto de las redes sociales, el uso de pantallas (con una media de cuatro horas diarias de exposición) y el consumo habitual de pornografía antes de la adolescencia. “Los jóvenes son la principal fuerza de transformación de la sociedad. Si existe un momento para actuar es ahora”, ha declarado Vidal.

En base a los datos presentados en la conferencia inaugural, la mesa redonda sobre Malestar multifactorial, liderada por el catedrático de Antropología Biológica Ramon Maria Nogués, por el filólogo Albert Soler y por el psicólogo Francisco Villar, ha debatido e identificado los cuatro motivos que pueden causar ese malestar. En esta mesa se ha hablado sobre la falta de valores que ofrecen hoy en día las sociedades europeas modernas; de cómo la tecnología tiene secuestrada la interioridad de los jóvenes, que huyen de la soledad, y de la necesidad de cultivar el mundo interior de las generaciones más jóvenes; de la carencia de grupos de vinculación, muy necesarios desde el punto de vista antropológico; y del aumento de la ecoansiedad en las nuevas generaciones.

Daniele Bruzzone, catedrático de Pedagogía General y Social, y miembro del directorio de Viktor Frankl Institute, intervino a continuación para hablar de esperanza. Para Bruzzone, la esperanza es uno de los pilares fundamentales de la educación desde una perspectiva fenomenológica y existencial, influenciada por la logoterapia de Viktor Frankl. Según Frankl, la principal motivación del ser humano es encontrar sentido a la propia vida, incluso en situaciones de sufrimiento.

Experiencias de jóvenes, visión compartida

La mesa Vivir con sentido ha recogido la voz de tres jóvenes de edades similares que han hablado en primera persona: han debatido sobre la presión que sienten como generación, la soledad no deseada que sufren; las altas expectativas de la vida generadas por las redes sociales como si “la vida real no fuera suficiente” y cómo esto afecta a su salud mental; así como la necesidad de encontrar personas de confianza con las que poder compartir este malestar. "No somos una generación de vidrio, pero ahora podemos poner nombre al malestar que sufrimos y lo expresamos, y necesitamos tener voz y ser escuchados", han afirmado.

El SAER ha organizado esta XX edición de la jornada anual centrándose en el sufrimiento de los jóvenes con el objetivo de identificar una correlación significativa entre espiritualidad y salud, y mejorar y promover un acompañamiento más adecuado y respetuoso con las necesidades y sensibilidades de los jóvenes.